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En la Eurocopa de la bolsa, el mercado de Turquía esconde el 'once ideal'


Se han analizado las recomendaciones de compra, el PER, la rentabilidad por dividendo y el potencial alcista de los índices de referencia que el inversor puede comprar desde España.


Arranca "la Gran Eurocopa", y con ella la ilusión de los 24 países que se han citado en tierras galas para discernir, sobre un rectángulo de 105 metros de largo por 68 metros de ancho cubierto de césped, quién de todos es el mejor, en lo que a fútbol se refiere. La Selección que defiende título y, que por ello se ha ganado uno de los carteles de favorita, es la española, aunque no es la única a la que aficionados, expertos o casas de apuestas le dan las mayores posibilidades.


Otros países como Italia, Alemania e Inglaterra también han mostrado su fortaleza durante la fase clasificatoria, además de la gran anfitriona Francia, cuya Marseillaise, entonada por los aficionados locales, le insuflará un plus de motivación que la convierte en clara candidata para alzar el trofeo allá por el 10 de julio en el Stade de France.


Estas son las expectativas sobre la hierba, pero sobre el parqué las cosas son bien distintas. El Economista ha celebrado su propia Eurocopa basada en distintos ratios bursátiles de cada selección. Se han establecido cuatro criterios, uno para cada una de las fases del torneo -fase de grupos, octavos, cuartos y semifinales-, mientras que la gran final se ha decidido por el conjunto de todos ellos.


Así pues, para la primera ronda se ha tomado como referencia el porcentaje de recomendaciones de compra de cada índice. Los 16 mejores se han enfrentado en octavos poniendo en liza su promedio de PER -número de veces que el beneficio queda recogido en el precio de la acción-.


En los temidos cuartos de final se ha separado el grano de la paja, en lo que a la bolsa se refiere, al entrar en juego la rentabilidad por dividendo que se espera este de media en cada país. Una fase que se ha cobrado dos víctimas que a priori llevaban colgados el cartel de favoritos, como son el Cac 40 francés (con una rentabilidad del 3,5 por ciento) y el Dax (con un 2,8 por ciento).


En seminifinales, España se ha enfrentado a la bolsa checa, y el BIST 30 turco se ha visto las caras con el RTS de Rusia. En el preludio de la final, el potencial alcista ha sido el elemento clave (ver gráfico). España con un 12 por ciento contra el 9,7 por ciento de la República Checa y, sorprendentemente, Turquía con un 17 por ciento, frente al 10,7 por ciento de Rusia, se impusieron con claridad a sus respectivos rivales.


Ya en la final, en portería las recomendaciones de compra turcas casi doblan a las españolas, 1-0. La defensa, representada por el PER, también cayó del lado otomano (11,5 veces frente a 16,7), colocando el segundo gol en el marcador. En el medio campo, el Ibex logró recortar distancias gracias a una mayor rentabilidad por dividendo -3,8 por ciento, frente a un 3,7-. Finalmente, cuando España creía que la remontada era posible, el 12 por ciento de potencial alcista de La Roja poco pudo hacer frente al 17 por ciento de la delantera de Turquía, lo que supuso el 3-1 y con él la sentencia en el electrónico. El parqué turco se ha coronado así como el gran campeón de la Eurocopa de la bolsa de elEconomista, al imponerse a su homólogo español en una final que nadie esperaba. Esta vez la pasión ha superado a la furia.


Gran atractivo con riesgo

A pesar de que Turquía ha conseguido llevarse el título de mejor mercado de Europa gracias a un 30 por ciento de recomendaciones de compra, un PER de 11,5 veces, un 3,7 por ciento de rentabilidad por dividendo y un potencial alcista del 17 por ciento, actualmente el país está jugando un partido harto complicado. Por un lado, el enfrentamiento entre el ejército turco y el Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), que reclama un territorio propio. Un área muy estratégica porque se encuentra entre Turquía, Irak, Siria, Irán y Armenia y alberga la mayoría de las reservas petrolíferas de Iraq e Irán, y la totalidad del petróleo sirio y turco.


Una situación que ha generado una gran incertidumbre, atacando a una fuente de ingresos importante para Turquía, el turismo. Según Santander, "el turismo representa el 4 por ciento del PIB con cerca de 31 millones de turistas al año y casi 22 millones de beneficios, lo que supone una de las mayores fuentes de divisas para el país. De hecho, forma parte del grupo de los diez países más visitados del mundo". A esto hay que sumar la salida del primer ministro, Ahmet Davutoglu, en el mes de mayo y la crisis de los refugiados, ya que la gestión de los más de 2 millones de refugiados sirios que acoge el país representa un verdadero desafío. Sin embargo, pese a este panorama desolador, parece que el mercado se mantiene estable y es atractivo. Quizás uno de los mayores puntos que tiene ahora Turquía a su favor es su población joven, una de las más elevadas del mundo.


De este modo, la demanda de bienes de consumo, vivienda y productos financieros es creciente, lo que permite a las compañías turcas contar con una gran base de consumidores domésticos durante años y, por tanto, una puerta abierta a incrementar sus ganancias, tal y como explica Eli Koen, gestor del fondo UBAM Turkish Equity. "Creemos que Turquía es uno de los mercados emergentes más atractivos debido a su baja valoración y fuertes perspectivas de ganancias. Además, las empresas también se están beneficiando de un mercado doméstico de consumo grande y joven. Su economía no se basa en las exportaciones o la venta de materias primas, y no se ha visto afectada tan negativamente del frenazo de la economía global, como lo han hecho otros países dependientes de sus exportaciones de materias primas. De hecho, el descenso en el precio de los recursos básicos y del petróleo ha ayudado a las empresas turcas a reducir costes y a apoyar sus márgenes de beneficio".


El salario mínimo interprofesional del país se ha elevado en un 37 por ciento, hasta las 1.647 liras turcas y, por lo tanto, los trabajadores han ganado poder adquisitivo en el último año. A este respecto, desde Citi han mejorado su perspectiva de crecimiento para el país en 2016 hasta el 3 por ciento, desde el 2,7 por ciento. Ahora bien, apostar por Turquía es hacerlo por un mercado que conlleva riesgos: "el rendimiento de los activos dependerá de si las autoridades elaboran un programa de reformas y ofrecen medidas más específicas y de si el Banco Central de Turquía normaliza la política monetaria y restaura la estabilidad de los precios", aseguran desde la firma.


En este sentido, los actuales niveles de crecimiento que se manejan, que en el caso del Fondo Monetario Internacional es del 3,8 por ciento, todavía no se acercan al 4,2 por ciento conseguido hace apenas tres años. Una cifra que tampoco lograría rondar en 2017. Por tanto, si bien los fundamentales de la renta variable turca han supuesto su triunfo (el índice BIST 30 ya gana más de un 8 por ciento en el año), no hay que perder de vista la situación actual del país. Para Steen Jakobsen, economista jefe de Saxo Bank, "los acontecimientos actuales podrían dañar las perspectivas positivas. Creemos que estamos en un punto de inflexión para el país, no sólo por su economía doméstica sino también por el conflicto y crisis de los refugiados. Es más, pensamos que la crisis de los refugiados será mucho más preocupante y plantea un riesgo macroeconómico mucho mayor que el referéndum sobre el Brexit. Ante este escenario, también nos mantenemos negativos respecto a la lira turca".


De hecho, una desventaja importante de una población joven es una baja tasa de ahorro, que provoca que Turquía se vuelva dependiente de la financiación externa, a lo que no ayuda la caída de la lira. En los que llevamos de año, la divisa turca se deprecia contra nueve de sus diez principales cruces. Frente al euro acumula un descenso superior al 4 por ciento. Una situación que, no obstante, beneficia las exportaciones del país, ya que las empresas, al traer de vuelta el dinero, ven incrementado su valor (la UE es el principal destino de su exportaciones).


Eso sí, tanto las deudas del Estado como las de muchas empresas son en dólares, por lo que un debilitamiento de la lira provoca que la factura de su deuda aumente y en el último año, la divisa turca ha caído más de un 7 por ciento frente al dólar. "El principal riesgo económico para Turquía es un endurecimiento en la política de la Fed, ya que dificultaría la financiación de su déficit", añade Eli Koen. Desde Goldman Sachs también apuntan, como elementos de riesgo a tener en cuenta, "la caída del turismo y las restricciones a las exportaciones de determinados productos alimenticios a Rusia", que se aplica, entre otros, a los cítricos, tomates, carne de pollo y pavo o la cebolla. Estas restricciones son una respuesta al derribo de un bombardero ruso Su-24, por un caza turco.

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